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La vida litúrgica

Toda la vida monástica es liturgia, pero ésta jalona la jornada en siete momentos particularmente intensos que como Cistercienses vivimos en la iglesia del monasterio. “El Oficio Divino”, bonita frase que ha copiado san Benito: este trabajo, este uso, este deber esencial de la monja. No solamente en las vigilias de la noche, sino siete veces al día. Una señal, una campana, llamará para el “Oficio” al coro: Laudes – hora mayor -, después las “horas menores”, repartidas entre la mañana y el comienzo de la tarde: Tercia, Sexta, Nona; el oficio de Vísperas (hora también mayor) y Completas cuando ya es de noche.

Cuando se levanta, en el silencio y la soledad de la monja cisterciense, mientras es todavía de noche, la monja celebra EL OFICIO DE VIGILIAS DE LA NOCHE para montar guardia velando a la espera del Esposo que viene en medio de la noche. Y con Isaac de Nínive, dice que en la vigilia nocturna es cuando el hombre es invitado a penetrar en el misterio de Dios:

La perseverancia en la oración y la súplica durante las vigilias de la noche y en la soledad, hace al hombre digno de penetrar el secreto de los misterios’.

Es un tiempo de intercesión por todos los hombres víctimas de la duda, del sufrimiento, del error, del pecado y de la incredulidad.

Las monjas se reúnen en la iglesia del monasterio para el OFICIO DE MAITINES seguido el de LAUDES para cantar a la Aurora verdadera. Por Él, la iglesia es iluminada con la luz sin ocaso. Éste es el principal Oficio del día.

El siguiente oficio bello que celebra la monja es el OFICIO DE TERCIA que conmemora el culmen del misterio pascual plenamente realizado por la efusión del Fuego del Espíritu Santo.

A medio día es la hora de SEXTA. La monja contempla a Cristo clavado en la Cruz.

El siguiente es la hora de NONA. La monja conmemora la muerte de Amor de Jesús en la Cruz.

En VÍSPERAS se reúne y alaba a Dios por la creación. Acoge con gozo el surgimiento de Cristo resucitado, “Luz gozosa de la santa gloria del Padre”, en las profundidades de la noche del hombre pecador. Se proclama el evangelio del día.

El oficio de COMPLETAS es el último acto litúrgico de la jornada. Antes de acostarse, la monja entrega su espíritu en manos del Padre, invocando a Cristo para que guarde su corazón durante las vigilias nocturnas.

La EUCARISTÍA es al mismo tiempo el culmen de la jornada y de la vida fraterna. Es la ofrenda cotidiana al Padre del sacrificio de Jesús por toda la humanidad. Se celebra por lo general a las 9.00 con TERCIA, aunque los domingos es a las 11.30.

Adviento

Adviento

Estar despiertos, conscientes de nuestra realidad, nuestra profundidad, atentos a nuestro alrededor, oteando el horizonte… No dejarnos engañar por las falsas promesas de felicidad que embotan nuestra mente, nuestro corazón, y nos dejan, al final, vacíos. Estar despiertos y atentos, al Dios que está, al Dios que viene siempre. Descubrirle presente en los acontecimientos, en las personas, en lo más hondo de nuestra existencia y nuestro ser. ¡Vivir el encuentro! Es la llamada con la que cerrábamos el año litúrgico y con la que comienza este tiempo de ADVIENTO. es la gran llamada de ser personas, de nuestro ser creyentes y en la que se cimienta toda esperanza.

DOMINGO II DE PASCUA

 

Hoy es el segundo domingo de Pascua y se le denomina como Domingo de la MISERICORDIA. Ante esta realidad nos podemos preguntar, ¿qué es la misericordia? ¿es real o una idea utópica? ¿puede cambiar una sociedad o simplemente puede cambiar a un sola persona? Muchas preguntas afloran en mi mente. 

Hoy brota varias veces, la misericordia, en un cántico preñado de humildad, de vida, de gozo. Resulta sorprendente y desconcertante. Sin embargo, igual no es tan sorprendente. La palabra hebrea que define la misericordia significa también la “matriz”, el útero de la madre. Este es el sentido bíblico de la palabra misericordia. ¿Qué significa esta “matriz”?. Cuando decimos que Dios es misericordia estamos diciendo que Dios es esa matriz. La matriz es un lugar absolutamente formidable, porque es el lugar donde la vida puede darse, es el único lugar que recoge, que protege, que alberga vida y que hace crecer la vida. Todos los hemos experimentado. Al principio, en el útero, el ser humano es muy pequeño, frágil, muy vulnerable, pero la matriz permite que esa pequeña cosa frágil pueda crecer y tener más y más vida. Y por eso la misericordia es el lugar que da la vida y es el lugar que recibe, que acoge la vida. Así es Dios. Dios quiere dar la vida, acoger la vida.

LITURGIA DE LA PALABRA:

DOMINGO V DE CUARESMA

En este domingo de cuaresma, la liturgia de la Palabra nos invita a mirar hacia dentro, a descubrir el amor que Dios nos tiene, me libra de la esclavitud de la ley, y me invita a mirar a los demás con esa mirada amorosa, limpia, que no juzga ni condena, sino que deja vivir en libertad y levanta a los demás de la miseria. Me pregunto, ¿cómo es mi mirada? ¿cómo necesitan a mi alrededor que mire?

MIRA CON LOS OJOS DE JESÚS NO DESDE TUS OJOS

LITURGIA DE LA PALABRA:

DOMINGO IV DE CUARESMA

Este domingo sale a nuestro encuentro una Palabra del todo bella: Lc 15,11-32. Llamada “Parábola del Padre Pródigamente Generoso”.

El hijo mejor no parece poder conseguir que su padre, por muy najo que él caiga, olvide el amor que siente por él. De hecho, cuando exige su herencia, le dice a su padre algo equivalente a “desearía que te murieras”.

Esto a cualquier padre le darían ganas de azotar a su hijo casi hasta matarlo. Pero, aquí no es así. Este no es el final de la historia de Jesús. Jesús les dice que el padre corre por el campo para echarle los brazos al cuello y ordena que le preparen una fiesta.

El hermano mayor demuestra que cuando percibimos que alguien recibe injustamente “un bien mayor” que el nuestro, reaccionamos con resentimiento y envidia. En respuesta a la súplica de su padre para que le comprenda, el hijo mayor replica con irritación: “Hace tantos años que te sirvo, y jamás dejé de cumplir una orden tuya, pero nunca me has dado un cabrito para tener una fiesta con mis amigos; y ¡ahora que ha venido ese hijo tuyo, que ha devorado tu hacienda con prostitutas, has matado para él el novillo cebado!” .

El hermano mayor se ve a sí mismo menospreciado, sus relaciones se mueven en el terreno de la competitividad, en comparación con su hermano él se siente un perdedor, y su sentimiento de envidia le llena de rencor. El hijo mayor vive anclado en el pasado, preso de su historia. Presenta como mérito todos los años que ha empleado en el servicio del padre, por eso los verbos que utiliza están conjugados en pasado: “nunca he trasgredido”, “nunca me has dado”. Se fija en las andanzas pasadas de su hermano menor, y dice “este que ha devorado”. Es un hombre cerrado al presente que está aconteciendo y no se abre al futuro. El padre le cambia el pasado por el presente, y emplea dos verbos en presente: “tú siempre estás conmigo” y “todo lo mío es tuyo”.

La envidia se manifiesta en reproches, así le dirá al padre:

1.-“Mira cuántos años te llevo sirviendo”(v. 29) El hijo insiste en la cantidad de años de su servicio. La palabra que utiliza significa trabajar como un esclavo, el hijo mayor ni siquiera se coloca en la categoría de jornaleros sino de esclavos. Lo contrario del esclavo en una casa es el hijo, pero el hijo mayor es incapaz de verse a sí mismo como tal. En esta falta de confianza para con el padre, en la autocomplacencia desmesurada para consigo, y en la mezquina estrechez para con su hermano radica su obstinada ceguera.

2.- “Nunca he transgredido una orden tuya” (v. 29) La expresión completa es “transgredir un precepto”. Suele ser bastante común en la versión de los LXX, en donde esta transgrsión alude no sólo a los mandamientos divinos (Dt 26,13; Job 23,12) sino al mandato humano (2Cro 8,15) Por tanto la frase adquiere una doble significación, religiosa y ética. El hijo mayor aduce que no ha pecado ni contra dios ni contra su padre. El verbo utilizado significa literalmente: transgredir, es decir, nunca ha transgredido. Y en comparación con los verbos utilizados por el hermano menor tienen la misma raíz pero diferentes significados. El hijo menor “entra en sí mismo”  y “se pone en camino”. Estas acciones han servido al hijo menor para salir del dominio de la muerte en donde se encontraba; muestran un camino de interiorización, y de vuelta hacia el padre. Respecto al mayor su vida de no quebrantamiento de ninguna de las normas, no le ha ayudado a acercarse a su padre, sino al contrario, a envanecerse fatuamente en su propio orgullo y desprecio hacia su hermano, no le ha dejado experimentar la filiación, el ser hijo y tener en posesión todo lo del padre.

3.- “Nunca me diste un cabrito”(v. 29) Esta expresión, nunca me diste, abarca pasado, presente y futuro, es decir nunca me has dado y no espero que me lo dés.

 

LITURGIA DE LA PALABRA:

DOMINGO III DE CUARESMA

 

En este tiempo litúrgico nos estamos preparando para vivir la PASCUA, para ello hay como una catequesis bautismal.

Hoy vivimos el símbolo del AGUA VIVA.

Un texto evangélico para este día es la Samaritana:

Encuentros que revelan pasados, esto a veces no nos gusta. Pero, Jesús se hace el encontradizo en este tiempo de Cuaresma para abrirte a esa Novedad que es Él; no viene para remover pasados oscuros sino para sanarlos.

El sacar agua supone trabajo, esfuerzo personal, Jesús por el contrario nos dice, déjamelo a Mí, no te afanes en hacerlo solo. Vive las cosas de Dios como regalo no como esfuerzo personal.

Pasar de una vida trivial y dispersa a una vida plena por el amor de ese encuentro que llena el corazón roto y vacío.

Un encuentro que sacia las insatisfacciones; un encuentro que brota agua viva.

LITRUGIA DE LA PALABRA:

DOMINGO II DE CUARESMA

 

Vivimos de pura apariencia, pero esta apariencia no es, no tiene consistencia. Cuando nos sinceramos a nosotros mismos descubrimos que nos vivimos en una especie de nostalgia que brota de la raíz de nuestro ser. Esta nostalgia tiene un peligro y es la evasión propia, buscando otra cosa y huyendo de nuestra propia debilidad y miseria. Buscando un no sé que. Y esto es un error muy frecuente. Esto lo traduce en dinero, está enajenado de sí mismo.

Hoy la liturgia nos dice que tenemos que seguir nuestro propio camino, ser nosotros mismos, hasta llegar al final que es la Pascua. Y en este camino se va sucediendo una transformación. Una metamorfosis. La forma humana se va metamorfoseando. Esta forma brota de dentro de nosotros mismo, de nuestro ser.

Jesús subió al monte con sus amigos y empezó a orar y mientras oraba se iba metamorfoseando. Sus vestidos se volvían blancos y todo quedó transformado. Y, apareció Moisés y Elías, los representantes de la ley y los profetas.

Todos tenemos en nuestro interior el germen de nuestra propia transformación. Un ejemplo es lahttps://definicion.de/crisalida/
que viene del griego  “khrysallis”que puede traducirse como “oro”. La apariencia dorada que tiene por ejemplo una mariposa

Lo que ocurre en Jesús es mucho más, pero es una diferencia un poco aproximativa de lo que tiene que ocurrir en nosotros. No te tienes que encerrar en sí misma, no se evade, pero si busca un silencio interior y allí se produce una transformación natural en ella.

Así Jesús se sube al monte con sus discípulos, el monte llamado de Tabor. Aquí se metamorfosea, se transfigura. es desconcertante porque esto se acaba.

La frase “ESCUCHADLO”.

La persona sólo puede tener un encuentro eficaz con Dios si es interpelada por Jesús solo. Lo que vieron al bajar del monte, sin su gloria. La clave no es lo que ocurre en el monte sino después, al bajar.

Hay que bajar del monte y comenzar el camino para llegar a la PASCUA. Hay que salir de la llanura, que son los criterios del mundo, para subir a la montaña y luego bajar para ir a la Resurrección.

 

 

 

Liturgia de la palabra:

Domingo I de Cuaresma

 

Hemos estado en el umbral de la cuaresma. Ahora nos encontramos en la puerta de la cuaresma. Es la inauguración de la cuaresma con el primer domingo. La conversión que es el tema central, es un combate, una lucha contra alguien. Ese alguien es la potencia del mal que está.

El ser humano  es debilidad. Somos barro. Adán y Eva tienen miedo de ver su debilidad, de verse frágiles, de verse imperfecto. Sin embargo, los somos.

En este domingo se nos presentan las tres tentaciones. Son las tres tendencias  frustrantes del ser humano:

Primero su propia necesidad el pan. Necesidad más elemental. Cuando la necesidad nos acucia  en exceso, nos perturba. Nos perturba hasta el punto de sacarnos de nosotros mismos.

Segundo es una filigrana: tírate del templo para abajo. El exhibicionismos, el querer que nos reconozcan los demás, el querer ser algo en esta vida. El querer aparentar.

Tercero la pasión por el poder, el poder expresa todo lo contrario de la debilidad, es la evasión de la propia debilidad, en algo  que me da estabilidad. Cuanto más poder más soy.

Son pasiones que están en el ser humano. Sin embargo, la auténtica tentación de Jesús no nos la presenta hoy la liturgia. Se encuentra en el Huerto de los Olivos, lo veremos al final de la cuaresma. Ahí Jesús, ora y la gran obsesión de Jesús que es el Reino de Dios, se eclipsa, inmediatamente siente que su vida ha sido un fracaso y por eso grita en el fondo de su corazón: si es posible que pasa de mí este cáliz!

Toda la vida simbolizado en esos 40 días y 40 noches, es una tentación y el vencimiento de la tentación está en la dimensión de reconocer nuestra propia debilidad, en este reconocimiento que está en una confianza absoluta en Dios. La fuerza no está en nuestra mano sino en Dios, esto requiere una gran fe y al mismo tiempo una concentración en sí mismo. Ninguna evasión de sí mismo.

El que no es probado ni tentado no sabe nada. Porque la prueba y la tentación es la que nos da la experiencia. La experiencia es el reconocimiento real de lo que somos, barro, fragilidad, fugacidad, caducidad absoluta ahí está nuestra debilidad. Asumiendo lo que somos  y proyectando nuestra confianza en Dios.

Estos tres tipos de tentaciones que nos ofrece hoy el evangelio son tres pero se diversifican en multitud de tentaciones según la complejidad del ser humano. La expresión pasional, la expresión de debilidad, la expresión de circunstancias en las que uno se mueve constantemente, que está recibiendo impactos constantes de fuera para salir de uno mismo y caer en la tentación de buscar su propia seguridad. Al final la confianza y la fe en Dios.

Con la tentación sabes lo que es la vida y sabes lo que tú eres. Esta ciencia de la fragilidad la necesitamos. Es una paradoja. Pues, en la medida que conocemos mejor la debilidad y fragilidad y la asumimos nos hacemos fuertes. En palabras de Pablo: ¡cuánto más débil soy más fuerte!

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Para un judío las obras buenas son el ayuno, la oración y la limosna. Y estas son los tres aspectos de la cuaresma de un cristiano. O, bien podríamos decir que es un programa de vida:

–          El ayuno: es abrir la persona en lo más EXTERIOR. Abstenerse de cosas. Las cosas las solemos absolutizar.

–          La limosna: es esa disponibilidad, para ello se necesita una SENSIBILIDAD. Requiere condiciones: sin ruidos, con gozo, reconocer la limitación, la pobreza.

–          La oración: es ÍNTIMA. Ora a tu Padre que ve en lo escondido.

Estas tres obras van del exterior al interior. Ese es el camino de una monja y es el camino de un cristiano. Porque todo hombre y mujer es un MONJE – SOLO.

Abre la ventana de tu alma en este tiempo de Cuaresma

TE INVITAMOS EN ESTA CUARESMA A HACER ESE VIAJE DEL

EXTERIOR AL INTERIOR.

PARA ELLO PUEDES ABRIR LA VENTANA QUE IGUAL TIENES CERRADA